Las lesiones deportivas o de la vida diaria, pueden aparecer en cualquier etapa de la vida. Existen factores de riesgo, algunos modificables y otros no que hacen que podamos prever o prevenir dicha lesión… pero ¿qué factores son estos? ¿Se puede prevenir una lesión? ¿Cómo podemos poner remedio a la lesión una vez ha aparecido? ¿Qué es una lesión? ¿Puedo vivir lesionado o lesionada? ¿Readaptación y rehabilitación de lesiones es lo mismo?

 Lo que podemos y no podemos hacer con una lesión

Cuando nos hacemos un esguince, nos duele la espalda o nos operan del ligamento cruzado anterior no sabemos qué va a pasar. Sabemos que tendremos que acudir a profesionales que nos ayuden a recuperar nuestra «normalidad» o quizá el tiempo lo curará… O a lo mejor unas buenas vacaciones. Pero ¿te has preguntado alguna vez si la normalidad es lo que nos ha hecho lesionarnos? Quizá después de mucho tiempo sufriendo dolor y habiendo aprendido a vivir con él te preguntas, ¿el dolor de espalda de las mañanas es una lesión? La respuesta es, SÍ.

Nos encontramos en un paradigma donde «o lo tomas o lo dejas», si lo dejas, la lesión ha ganado.

Si lo tomas, ocurren grandes cosas. Porque lo que la lesión no sabe es que no es la protagonista de tu historia, que el dolor no nos incapacita, que la inactividad física no tendría que incorporarse en tu rutina.

 Objetivos de la readaptación y rehabilitación de lesiones

Educa a tu lesión, a tu dolor, a tu inactividad.

El dolor de espalda, el esguince de tobillo, una reconstrucción del ligamento cruzado anterior, la luxación de hombro, pueden ser el punto de partida hacia una nueva «normalidad», dónde el dolor, la inactividad y la lesión no caben; porque en el proceso de readaptación no queremos volver a estar como antes, QUEREMOS ESTAR MEJOR que antes.

 La importancia del movimiento

En IMpulso sabemos que el movimiento nos da vida, el movimiento es el enemigo del dolor de espalda que más trabajo nos da en nuestra jornada laboral (y después) o el dolor de rodilla que hace que no podamos ir a montar en bici con nuestros hijos, también es el enemigo del exceso de masa grasa, de la fatiga muscular, de la “falta de aire” que sentimos cuando queremos hacer algo que implica más movimiento del habitual (o a lo mejor no, quizá solo nos cuesta levantarnos y sentarnos, subir las escaleras del metro, llevar las bolsas de la compra…)

 Factores de riesgo

Estos son los factores de riesgo que influyen en una lesión, ¿te sientes identificado con algunos de ellos? ¿Crees que podrías intervenir en alguno de ellos?

   – Factores de riesgo modificables:

1. Postura

2. Debilidad muscular

3. Actividad física

4. Obesidad

5. Hidratación

6. Descanso

7. Alimentación

8. Factores psicosociales (ansiedad, gestión emocional, depresión)

9. Tabaquismo

   – Factores de riesgo no modificables:

  1. Edad
  2. Genética
  3. Alteraciones neuromusculares

 La actividad física como factor de riesgo

En primer lugar, tenemos que diferenciar entre actividad física, entendida como cualquier movimiento corporal que demande un gasto energético por encima del metabolismo basal. Dentro de este concepto, el ejercicio físico toma un papel protagonista. El ejercicio físico es toda la actividad física planificada, estructurada y repetida, cuyo objetivo es adquirir, mantener o mejorar la condición física; dicho esto, ¿puedes moverte, puedes caminar, puedes realizar práctica deportiva? Si la respuesta es no, ¿puedes poner remedio? Si la respuesta es sí, busca hasta donde te puede llevar el movimiento.

Si quieres mejorar tu calidad de vida, muévete, haz que tu cuerpo se conecte con el entorno, contigo mismo y con los otros, no dejes que la inactividad gane pulso a tu día y aumenten las probabilidades de caer en una lesión, o no recuperarte de ella.

Y aquí llegamos al punto de inicio.

 Readaptación y rehabilitación de lesiones

¿Podemos hablar de rehabilitación sin ejercicio? Quizá en algunos casos sí, generalizar sin evidencia nos compromete, lo que sí afirmamos es que en muchos casos, no hay opción, porque no podemos ser cortoplacistas, tenemos que vernos en esas vacaciones dando un paseo en la playa o en la montaña, yendo al parque con las hijas, jugando al fútbol, echando un partido de pádel con amigos… La “contractura” puede quitarse, pero, ¿cómo hacemos para que no vuelva a aparecer? EJERCICIO, MOVIMIENTO, ACTIVIDAD FÍSICA. La solución está en cada paso que das.

Nuestros compañeros lo dejan muy claro, las lesiones son mayores, la importancia del ejercicio aumenta.

La readaptación de una lesión es el proceso mediante el cual el ejercicio físico se utiliza como herramienta para recuperarse de una lesión (deportiva o no) con el objetivo de estar mejor que antes de la lesión.

La readaptación es para ti, aunque no seas un deportista de alto rendimiento, la readaptación es para ti porque el movimiento es parte de la vida, y la readaptación es para ti porque quieres estar mejor, porque quieres ir al parque, a la montaña, a jugar con tus hijos, quieres salir a correr, porque quieres vivir mejor y más feliz.